Salmo 64 (63)-Castigo de los Calumniadores


 

SALMO 64 (63)

Señor, protege mi vida del enemigo
64:1 Del maestro de coro. Salmo de David.
64:2 Dios mío, escucha la voz de mi lamento, protégeme del enemigo temible.
64:3 Apártame de la conjuración de los malvados, de la agitación de los que hacen el mal.
64:4 Ellos afilan su lengua como una espada y apuntan como flechas sus palabras venenosas,
 64:5 para disparar a escondidas contra el inocente, tirando de sorpresa y sin ningún temor.
64:6 Se obstinan en sus malos propósitos y esconden sus trampas con astucia, pensando: "¿Quién podrá verlo?"
64:7 Proyectan maldades y disimulan sus proyectos: su interior es un abismo impenetrable.
64:8 Pero Dios los acribilla a flechazos y quedan heridos de improviso;
64:9 su misma lengua los lleva a la ruina, y aquellos que los ven mueven la cabeza.
64:10 Por eso, todos los hombres sentirán temor: proclamarán esta obra de Dios y reconocerán lo que él hizo.
64:11 El justo se alegrará en el Señor y encontrará un refugio en él; y se gloriarán todos los rectos de corazón.
  Salmo 64 (Vg 63): Castigo de los Calumniadores.
El salmista, asediado por una turba de malvados que le ponen asechanzas para quitarle la vida y la fama en la sociedad, recurre a Dios para que despliegue su poder en su favor, como en otras ocasiones, y, en un arranque psicológico, lanza duras imprecaciones contra los que injustamente le persiguen. Podemos dividir esta composición en tres partes: a) oración a Dios para que le libre de sus obstinados enemigos (2-5); b) insidias de sus detractores (6-7); c) el castigo inexorable de Dios, lo que supondrá la rehabilitación del justo perseguido (8-n).

Como en otros salmos, aquí el poeta es el símbolo de todos los hombres virtuosos, que son incomprendidos y vilipendiados por seguir el camino de la justicia y del temor de Dios. Aunque el salmo es una plegaria, no falta en él un cierto carácter sapiencial, pues de su caso particular el salmista se ha elevado a la doctrina general del juicio de Dios sobre los pecadores.  La división estrófica no es regular. Alternan los paralelismos sinónimos y los sintéticos, conforme a los conocidos esquemas de la literatura sapiencial.

El estilo es vigoroso, no exento de originalidad. El v.11 cierra la composición con un marcado sello eucarístico, lo que implica la seguridad del triunfo de la virtud. Conforme al esquema doctrinal de otros salmos, el poeta declara que los impíos parecen triunfar momentáneamente; pero la última palabra está reservada a la justicia divina, que estará al lado del perseguido y fiel a su voluntad.

Según el título, también esta composición sería de origen davídico, aunque no se dan las circunstancias históricas de su composición. Los críticos modernos más bien se inclinan por su origen postexílico, aunque esta conclusión está lejos de ser avalada por argumentos concretos estilísticos definitivos. La lucha en la sociedad de los impíos contra los piadosos se da ya en los tiempos de los profetas anteriores al destierro babilónico, y se continúa en la época sapiencial. Por consiguiente, las alusiones del salmo no nos llevan necesariamente a los tiempos en que surgían las facciones de los "piadosos," o jasidim de los tiempos macabeicos.




  Súplica a Dios para ser liberado de los detractores. injustos (1-5)
1 Al maestro del coro. Salmo de David.
2 Oye, ¡oh Dios! la voz de mis quejas, defiende mi vida del terrible enemigo;
3 protégeme de la conjuración de los malvados, de la conspiración de los obradores de iniquidad,
4 que afilan como espada su lengua y lanzan como flechas amargas palabras,
5 para tirar en secreto contra el inocente y asaetearle de improviso sin temor.  El salmista — símbolo de los justos perseguidos — clama a su Dios como único refugio contra las insidias de un terrible enemigo que organiza conciliábulos contra él para poner en peligro su vida.

Sus asechanzas son mortíferas, como espada desenvainada o como flechas envenenadas. Su lengua y sus palabras están al servicio de la calumnia más desvergonzada, comprometiendo así la reputación del justo en la sociedad
1. Sus insidias son más peligrosas por ser tramadas en secreto y por proceder de gentes que no tienen temor de Dios, y, en consecuencia, no existen para ellos escrúpulos morales

2. Insidiosos conciliábulos contra el justo (6-7).
6 Obstínanse en sus malvados designios, se conciertan para tender ocultamente lazos, diciendo: "¿Quién los verá 7 y escrutará nuestros secretos?" Los escruta el que conoce el interior del hombre, el corazón profundo

  3. Los enemigos del salmista se consideran a salvo de toda responsabilidad social, porque sus tramas son ocultas y pasan inadvertidas a los contemporáneos; con todo cinismo ponen lazos al justo para que caiga desprevenido en ellos.
Pero no piensan que para Dios no hay nada oculto, ya que conoce el interior del ser humano y escruta lo más profundo del corazón humano



4. El castigo inexorable de Dios sobre los pecadores (8-11).
 8 Pero disparará Dios contra ellos una saeta, y de improviso serán heridos.
9 Su lengua se volverá contra ellos, y cuantos los vean moverán su cabeza,
10 y temerán todos los hombres, y proclamarán la obra de Dios, y comprenderán su modo de obrar; 11y el justo se regocijará en Yahvé, y en El confiará, y se felicitarán todos los rectos de corazón.

No se puede conculcar la justicia divina impunemente, pues Yahvé vigila por los derechos de los suyos, y, por eso, de improviso, cuando menos lo piense, lanzará su saeta de invencible guerrero sobre los que se confabulan contra los fieles a su ley. Cuando las asechanzas ocultas parecían dar su fruto, interviene la justicia divina, haciéndoles caer en los lazos que habían tendido contra los suyos; es decir, las calumnias tramadas por su lengua desvergonzada caerán sobre ellos 5, y quedarán desacreditadas públicamente: los que los vean moverán la cabeza irónicamente 6, pues serán testigos de la intervención punitiva de Yahvé.

El paralelismo literario del salmo es manifiesto: frente a las saetas de los confabulados surge la saeta mortífera de la justicia vengadora divina. Todos comprenderán entonces la obra de Dios, es decir, su modo de actuar en favor de los que le son fieles y en contra de los que cínicamente hostilizan el camino de la virtud. Es el momento de la rehabilitación del justo, que se regocijará triunfante, pues Dios no le ha abandonado, en el momento crítico, quedando así patente la justicia de la Providencia divina, que al fin dice la última palabra. Por ello, al final se felicitarán los rectos de corazón, pues, como esperaban, Dios termina por hacerles justicia, protegiéndolos contra los que se obstinan en vivir al margen de la ley divina.

-1 Sobre la metáfora de la espada aplicada a la lengua véase Sal 57:5; 59:8; 104:4; Y sobre la de la. flecha para designar la lengua perniciosa, cf. Sal 7:13-14; 57.5·
 — 2 Cf. Sal 10:4.11.13; 73:11 94:7.
— 3 Así siguiendo a la Bib. de Jér. El TM dice literalmente: "escrutan crímenes; nosotros estamos prestos, una disimulación disimulada; y el fondo."
— 4 Cf. Sal 10:4-11; 73:11.
— 5 Cf. Sal 7:16-17; 9:16-17; 35:8; 37:15; 94:22.
— 6 Cf. Jer 48:27; Sal 44:14-15.



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