Salmo 66 (65)- Himno para un sacrificio de acción de gracias



1 [Del maestro de coro. Cántico. Salmo.]
Aclamad al Señor, tierra entera;
2 tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.

3 Decid a Dios: "¡Qué temibles son tus obras,
por tu inmenso poder tus enemigos te adulan!"

4 Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.

5 Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres:
6 transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.

7 Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente;
sus ojos vigilan a las naciones,
para que no se subleven los rebeldes.

8 Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas,
9 porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies.

10 Oh Dios, nos pusiste a prueba,
nos refinaste como refinan la plata;
11 nos empujaste a la trampa,
nos echaste a cuestas un fardo:

12 sobre nuestro cuello cabalgaban,
pasamos por fuego y por agua,
pero nos has dado respiro.

13 Entraré en tu casa con víctimas,
para cumplirte mis votos:
14 los que pronunciaron mis labios
y prometió mi boca en el peligro.

15 Te ofreceré víctimas cebadas,
te quemaré carneros,
inmolaré bueyes y cabras.

16 Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
17 a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua.

18 Si hubiera tenido yo mala intención,
el Señor no me habría escuchado;
19 pero Dios me escuchó,
y atendió a mi voz suplicante.

20 Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor.
Los versículos entre [] no se leen en la liturgia

COMENTARIOS AL SALMO 65

1. PRIMERA LECTURA: CON ISRAEL
* Como en muchos salmos de acción de gracias, se trata aquí de una oración ante todo "colectiva". En las siete primeras estrofas aparece el "nosotros": Israel recuerda las maravillas del Éxodo, en particular "el paso del agua", "la Pascua del Mar Rojo y del Jordán: obstáculos superados por la gracia de Dios... Pero ésta es también una oración "individual "


De pronto se pasa al «yo" a partir de la estrofa 8: los actos "liberadores" que Dios hizo en la historia de Israel son "significativos" de todas las situaciones de prueba aun individuales en que Dios es siempre el mismo, el que libera.
Desde el punto de vista poético, admiremos las imágenes tan elocuentes:

-la imagen del crisol en que se purifica el metal... de igual manera, el sufrimiento purifica al hombre.
-La imagen de la trampa, del peso sobre las espaldas... El sufrimiento es terrible, capaz de bloquear todo y detener el aliento.
-La imagen de las calamidades del agua, del fuego... ante las cuales el hombre está a menudo desprovisto, y que sin embargo hay que "atravesar"! hay que "¡pasar a través de"!

SEGUNDA LECTURA: CON JESÚS
** Ya vimos cómo Israel vivió este salmo. Releamoslo ahora poniéndolo en la boca de Jesús, que pasó de la muerte a la vida por su Resurrección. Jesús es el nuevo Israel, el hombre universal; así como el pueblo judío tuvo que atravesar el Mar Rojo y el Jordán, así también Jesús fue "purificado en el crisol de la Pasión". Nadie mejor que El ofreció un "sacrificio de acción de gracias". Nadie mejor que El invitó a todo el universo a asociarse a su eucaristía.
Sobre el valor purificador del sufrimiento, Jesús tuvo palabras que expresaron el secreto de su alma valerosa: ¡"toda rama que produce fruto mi padre la poda y limpia para que dé más"! (Juan 15,2).

TERCERA LECTURA: CON NUESTRO TIEMPO
*** "Cuando yo grité hacia El..." "El escuchó el grito de mi oración". Esto no es solamente una imagen: en este momento, hay efectivamente, "gritos" que suben al cielo, desde todos los confines del planeta. Gritos de aquellos que tienen hambre, gritos de los oprimidos, los perseguidos, los escarnecidos, los envilecidos. El grito de quienes no tienen esperanza, el grito de los enfermos que sufren, de los agonizantes. Y yo en medio de este mundo ¿seré de aquellos que no tienen ningún dolor? ¿De aquellos para quienes éste es el mejor de los mundos en que todo marcha bien?

"Dios, Tú nos has probado, purificado como un metal en el crisol". Sí, puedo meditar por mucho tiempo en este símbolo del "crisol del sufrimiento". Con frecuencia el hombre moderno acusa a Dios de todo el mal que hace gritar a la humanidad. Escuchemos esta acusación. Escuchemos también el principio de respuesta que da este salmo: Y si fuera cierto, que la prueba es pasajera, ¡una "pascua"! Como el fuego que hace gemir el oro en fusión para librarlo de la escoria. Sabemos que la prueba es terrible, y Dios mismo nos sugiere suplicar para liberarnos de ella. Pero sabemos también que el sufrimiento tiene un misterioso poder purificador, que hace crecer al hombre, forja su carácter, lo hace apto para comprender aquellos que sufren. ¿Será por esto que Dios permite el mal, por todo lo positivo que sale de él?

"¡Aclamad! ¡Celebrad! ¡Cantad! ¡Venid! ¡Mirad! ¡Dad gracias! No, no estamos a merced de los poderes infernales. ¡El mal no es un Dios! ¡Solamente Dios es Dios! Yo "creo" en la acción victoriosa de Dios. Creo en la Resurrección y en la vida eterna. Todas las eucaristías de mi vida terrena no son suficientes para agradecer a Dios: ¡"Bendito sea Dios que nos salva"!

NOEL QUESSON
50 SALMOS PARA TODOS LOS DIAS. Tomo I
PAULINAS, 2ª Edición
BOGOTA-COLOMBIA-1988.Págs. 114-117

2. VENID Y VED
venid y ved las obras de Dios.

Venid y ved. La invitación a la experiencia. La oportunidad de estar presente. El reto de ser testigo. Ven y ve. Para mí, esas tres palabras son la esencia de la fe, el corazón de la mística, el meollo de la religión. Ven. Note quedes sentado esperando tranquilamente a que te sucedan cosas. Levántate y muévete y adéntrate y busca. Acércate, entra y mira cara a cara a la realidad que te llama. Abre los ojos y ve. Contempla con toda tu alma. No te contentes con escuchar o leer o estudiar. Te has pasado toda la vida estudiando y leyendo y abstrayendo y discutiendo. Todo eso está muy bien, pero es sólo evidencia de segunda mano. Hay que trascenderla en fe y en humildad valiente para buscar la evidencia de primera mano de la visión y la presencia. Ven y ve. Busca y encuentra. Entra y disfruta. El Señor te ha invitado a su corte.

. Y ahora tomo esas palabras sagradas como dichas por ti, Señor, a mí. Ven y ve. Me invitas a estar a tu lado y ver tu rostro. Tus palabras no dejan lugar a duda, y tu invitación es seria y deliberada. Sin embargo, yo me dejo llevar por la timidez, me resisto, me refugio en excusas. No soy digno, me han dicho que es más seguro permanecer en la oscuridad de la fe, y prefiero seguir el camino trillado, quedarme en mi sitio y guardar silencio. Dejo a almas más elevadas los derroteros místicos de tu visión cara a cara, y me contento con la espiritualidad rutinaria que espera pacientemente la plenitud que más tarde ha de venir. Tengo miedo, Señor. No quiero meterme en líos. Me encuentro a gusto donde estoy, y pido que se me deje en paz. Las alturas no se hicieron para mí.

Me temo que, si de veras me encuentro contigo, mi vida habrá de cambiar, mis apegos habrán de soltarse y mi tranquilidad se acabará. Tengo miedo de tu presencia, y en eso me parezco al pueblo de Israel, que delegaba a Moisés la responsabilidad de reunirse contigo, porque tenían miedo de hacerlo ellos mismos. Sé que en mí es pereza, inercia y cobardía. A fin de cuentas, es falta de confianza en ti, y quizá en mí mismo. Reconozco'mi pusilanimidad, y te ruego que no retires tu invitación.

Sí, quiero venir y ver tus obras, venir y verte a ti haciéndolas, contemplarte, admirar el esplendor de tu rostro cuando gobiernas la amplitud del universo y las profundidades del espíritu humano. Quiero verte, Señor, en la luz de la fe y en la intimidad de la oración. Quiero la experiencia directa, el encuentro personal, la visión deslumbrante. Siervos tuyos en todas las religiones hablan de la experiencia que cambia sus vidas, la visión que satisface sus aspiraciones, la iluminación que da sentido a toda su existencia. Yo, en mi humildad, deseo también esa iluminación, y la espero de tu rostro, que es lo único que puede dar luz sobre su propia existencia a ojos mortales. Quiero ver, y al decir eso quiero decir que quiero verte a ti, que eres la única realidad que merece verse; a ti, que con el resplandor de tu rostro das luz a la creación entera y a mi vida en ella. Ese es mi deseo y ésa es mi esperanza.
«Venid y ved».
Voy, Señor. Dame la gracia de ver.

CARLOS G. VALLÉS
BUSCO TU ROSTRO
Orar los salmos



SALMO 065
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